Cazada delimitando el recorrido de supuesta libertad: dibujando con tiza del portal de su casa al contenedor de basura.

La acusada alegó:

Están siendo tiempo difíciles para la salud, no solo física sino también mental. Todos buscamos ser libres, tener el control. Cuando esto no es posible la cabeza viaja a lugares nuevos, lugares que no habían sido transitados. Nunca habría pensado que sacar la basura fuera una aventura o un momento de libertad, siempre me había parecido más bien algo aburrido (salir de la comodidad del hogar solo para bajar al contenedor, y ahora fíjate cómo estamos…) Es necesario mantener el juego vivo, la inocencia que causa ese brillo ingenuo en los ojos de los niños. La habilidad de convertir todo en un juego.

No llevé a cabo esta acción pensando en que podría influir negativamente en el comportamiento de nadie durante la cuarentena, no quisiera yo que todo el mundo se la salte para dibujar líneas en el asfalto. Solo quería recordar que aún hay un tramo de calle que se puede transitar, más tarde de las 19.00 (hora que cierran los supermercados). Supongo que aún debo conservar algo de esa inocencia, porque ni siquiera caí en que dibujando una línea en el suelo, estaba cruzando la línea del Estado de alarma. Digamos que fue por amor al arte. Y a la libertad.